jueves, 2 de abril de 2009

¿DÓNDE Y CÓMO SE MUESTRA LA DÉCIMA BIENAL DE LA HABANA?


Por : Mairelys Peraza

Con la idea conceptual de “Integración y resistencia en la era global”, esta edición de la Bienal, se abrió a la reflexión internacional hace más de un año, para acentuar la mirada, esta vez, en los nudos de relación que la globalización ha provocado en nuestras culturas. Tipificar este fenómeno a partir de la diversidad de la producción artística contemporánea, ha sido el principal interés del equipo de investigadores de esta Bienal. Para esto, como ya es habitual desde hace veinticinco años, se ha venido trabajando intensamente en la concepción del certamen. Talleres de reflexión, investigación de campo, incesantes búsquedas de información sobre el arte que aborda el tema, han sido algunas de las metodologías de trabajo para llegar finalmente a la concepción de la tan compleja puesta en escena. Esta incluye desde la creación de los núcleos temáticos que guiarán la lectura y centrarán al espectador en los tópicos abordados, la concepción museográfica del evento, hasta la producción y el acceso a los recursos que posibilitan la visualización de las obras.

A inicios de este año, el equipo curatorial de la Décima Bienal de La Habana valoró seriamente la posibilidad de un cambio radical en la geografía del evento. Numerosas ideas se manejaron por parte del equipo para este cambio. Durante algún tiempo se estuvo soñando con la idea de trasladar hacia las salas de PABEXPO (conjunto de naves industriales utilizadas habitualmente para exposiciones comerciales) la Décima Edición, y reutilizar los consabidos espacios de la vieja Habana. El Palacio Central de Computación (antiguo SEARS de La Habana), la antigua tienda Fin de Siglo, o el edificio donde otrora se reparaban los tranvías de La Habana y que hoy pertenece a la Empresa Eléctrica soterrada en San Lázaro y Colón (varias veces propuesto para construir el Museo de Arte Contemporáneo, tan necesario en nuestro país), fueron también, algunas de las edificaciones que tuvimos en cuenta. Finalmente, y ante tantos contratiempos de toda índole, se decidió iniciar las exploraciones en PABEXPO. A no pocos artistas, especialistas y funcionarios del sistema del arte preocupó la idea de llevar de un extremo a otro de la Ciudad de La Habana esta edición de la Bienal. En principio porque lo novedoso viene siempre acompañado de un poco de lógico temor, y en segundo lugar porque la intervención de este espacio requería de una infraestructura económica y temporal con la que no contábamos. Además de alguna resistencia interna al cambio, muchos artistas y espectadores, asiduos visitantes de las bienales hablaban de la mística que envuelve a este lugar y que lo ha consagrado como uno de los lugares que tipifican la Bienal de la Habana. La utilización de Morro-Cabaña, por un lado favorece, producto de la intervención misma; recordemos lo atractiva que lucía “La Regata” de Alexis Leyva Kcho (1994, Cuba) o la performance “Miedo” de Tania Bruguera (1994, Cuba) en las bóvedas del Morro por mencionar solo algunas; y por otro lado (y mucho se hablado del tema) es un lugar ya construido que pocas facilidades de transformación ofrece. Justamente el handicap que hubiéramos tenido de utilizar PABEXPO. Dado que la realidad siempre puede más que la ficción, aún no podemos probar los resultados que acarrearía este cambio.

Sin embargo, la opción que diera por primera vez la 4ta. Bienal de La Habana con la utilización de los espacios de la fortaleza Morro-Cabaña (con cuatro exposiciones especiales), y que luego en la 6ta Edición ya se consagrara para las muestras centrales en la toma definitiva de todo el complejo, no deja de ser increíblemente seductora. La resignificación de viejas edificaciones (tan de moda hoy) para exposiciones contemporáneas, fue sin lugar a dudas uno de los aportes de la Bienal de La Habana. En este caso, utilizando una de las edificaciones arquitectónicas, de tipología fortaleza, más importantes del Caribe, el Complejo Morro-Cabaña. En el año 1991, fecha en la cual la Bienal lo utilizara por vez primera y fecha de su apertura oficial como Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, aún no era usado este espacio por ningún otro evento. Formada por el castillo de los Tres Reyes del Morro (1598-1640) y la Fortaleza San Carlos de La Cabaña (1763-1774), con un sistema de pabellones abovedados. A partir de su uso por la Bienal, este lugar devino referencia obligatoria para la realización de ferias y eventos culturales. Ni la feria del libro, ni la feria del turismo, hoy tan visitadas, habían usado nunca antes los muros de esta edificación.

Durante las ediciones siguientes a la 4ta. Bienal de La Habana, se consideró la realización de este megaevento en las áreas de la Fortaleza y sucesivamente se fueron incorporando exposiciones con diversos tópicos. Aprovechando el formato de salas contiguas que esta arquitectura presenta, se puede articular un discurso sin la obligatoria fragmentación que los espacios de la cuidad (tanto vieja como moderna) demanda. En el caso que nos ocupa, y bajo el statement curatorial ya mencionado, se han conformado algunos núcleos temáticos, que nos sirven de apoyatura conceptual para abordar tan complejo fenómeno. Las relaciones entre lo global y lo local fueron de algún modo el punto de partida para el establecimiento de estos núcleos. Por tanto, la distribución museográfica ha sido concebida por el equipo (estructural y conceptualmente) de la siguiente manera.

-Exposiciones especiales (individuales y colectivas), entre las que se encuentran los proyectos colectivos Bisagra (México, 3er. piso del Convento de San Francisco de Asís); El maíz es nuestra vida (México, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño), Latitudes: Terres du Monde (selección de varios países, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales); Revista de Videos de Arte Sin Horizontes (Colombia, núcleo central de exposiciones); Resistencia y libertad: paradigmas (Cuba, Museo Nacional de Bellas Artes); Tales from the new world (selección de países, Pabellón Cuba); China: arte contemporánea revista (China, Centro Hispanoamericano de Cultura); Género (trans) Género y (des) Generados (Cuba, Sala Teatro Bertold Bretch) y Tinieblas: Poéticas del video sobre la violencia (núcleo central de exposiciones)
-Muestras individuales de Fernell Franco (Colombia, Fototeca de Cuba); Luis Camnítzer (Uruguay-Estados Unidos, Centro Wifredo Lam); Sue Williamson (Sudáfrica, Centro Wifredo Lam); Shigeo Fukuda (Japón, Centro Wifredo Lam); Hervé Fisher (Canadá, Centro Wifredo Lam); León Ferrari (Argentina, Galería Latinoamericana, Casa de las Américas); Pablo Brucsky. (Brasil, galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena); Guillermo Gómez Peña y Tania Bruguera (España y Cuba, patio de la Facultad de Artes Plásticas del Instituto Superior de Arte); Pepón Osorio (Puerto Rico, proyecto en espacio público).

Del mismo modo se ha concebido la realización de dos talleres especiales que estarían formando parte de la estructura general del evento: taller de Antonio Martorell (Puerto Rico, Taller Experimental de Gráfica) y el taller de Arte Conducta de Tania Bruguera (Cuba y algunos países invitados, Galería Habana). Además se utilizará un espacio público para la realización de un proyecto de arte contextual en el municipio La Lisa, denominado LASA (Laboratorio de Arte San Agustín).
Tres temas centrales y la utilización del espacio público (modo de exhibición ya recurrente en otras Bienales) es básicamente la estructura museográfica que esta Bienal ha concebido. Los temas son: Histórico, Económico e Identidad, cada uno de ellos con diferentes aspectos que matizan la mirada. Por ejemplo, en lo concerniente a la historia se encuentran los temas históricos y procesos locales afectados, la militarización, violencia, guerra y la economía de guerra, los temas referentes a la Historia del Arte, al diálogo intercultural o del presente desde la historia del arte, así como la mirada postcolonial. Dentro de lo Económico, se han tenido en cuenta los flujos (económicos, culturales y sociales) y la economía informal. Con la Identidad se ha buscado la relación entre viejas y nuevas identidades y los sentidos de pertenencia en cada una de nuestras culturas.

Por último, aquellas obras que tipifican un paisaje global, que utilizan sus estereotipos y su simbología. Es entonces bajo estos preceptos curatoriales y museográficos y al amparo mítico de La Habana antigua y moderna y los muros de la Fortaleza Morro-Cabaña, que será mostrada esta décima edición de la Bienal de La Habana, cerrando así un importante ciclo de encuentros que durante diez ediciones del certamen y desde hace veinticinco años, con la ayuda inestimable de artistas y amigos de todas las latitudes, el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam ha venido realizando. Sea esta, pues, la Bienal que todos esperamos.